- ¿Qué vamos a hacer? Preguntó él con un tono que conocía demasiado bien. Era el mismo tono de voz que hacía que se le pusiera la piel de gallina cuando contestaba el teléfono.
- ¿Con qué? Preguntó ella.
Él la miraba con una expresión mucho más seria de lo que nunca había visto; no estaba segura de querer que contestara.
- Con nosotros... Sé que no es justo, pero quiero que lo sepas. Quiero que lo lleves contigo cuando te vayas. Te quiero. Te quiero desde hace tiempo...
Nunca se había sentido tan vulnerable como en aquellos momentos.
- Lo sé. Susurró ella levantando la mirada.
- Te he querido desde que nos conocimos, pero no podemos hacer nada...
Los dos sabían que eso lo complicaría todo, pero ya no podían detenerse. Él le acaricio suavemente la mejilla, no quería que ninguno de los dos olvidara nunca aquel momento.
- Ahora no podemos hacer nada, pero tal vez algún día... Nunca se sabe. Pero, pase lo que pase quería que lo supieras, te amaré mientras viva...
Lo sabía hacía hace mucho tiempo. Ella era todo lo que siempre había querido y ahora sabía que no podía tenerla.
- Te quiero. Susurró ella pegándose más a él. - Te quiero tanto...
Y mientas ella pronunciaba estas palabras, él puso sus labios sobre los de ella y se arrepintió de no haberlo hecho antes. Los dos llevaban una eternidad esperando aquel momento, que los unió más de lo que nunca se habían acercado. Él la besó mientras ella lo abrazaba. El tiempo pareció confundirse en el espacio. Lo único que ella podía pensar es que nunca había sido tan feliz y que no quería que ese momento acabara nunca. Cerró los ojos y por primera vez en su vida en brazos de él, se sintió totalmente a salvo...