- Te odio.
- ¿A mí?
- Sí. ¡Te odio, te odio, te odio!
- Pero, ¿por qué? ¿hice algo?
- ¿Si hiciste algo? Primero, tenes esa sonrisa que me mata, me miras con esos ojos que hacen que tenga que sonreír aunque no quiera, aunque esté enojada. Tenes esa mirada, esa mirada que no puedo sacar de mi mente y me vuelve completamente loca. ¿Y sigues teniendo el valor de decirme que hiciste? Hiciste que sea la persona por lo que lo dejaría todo en un instante, hiciste que seas una de las personas más importante de mi vida, hiciste que te quiera como no quise nunca a nadie, e hiciste que cuando te vea solo quiera quedarme contigo.